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  • El fenómeno de los legal hackathon se hace mundial

    El fenómeno de los legal hackathon se hace mundial

    Esta semana se ha anunciado el primer Legal Hackathon a escala mundial, el llamado «Global Legal Hackathon«.

    La voluntad es unir a programadores, abogados, diseñadores y otros perfiles del 23 al 25 de Febrero de 2018 para crear el embrión de proyectos legales que puedan favorecer la mejora del sector jurídico en materias como el acceso a la Justicia, el desarrollo de negocio, la formación o cualquier otro que uno pueda imaginar.

    La iniciativa está abierta a despachos de abogados, facultades de Derecho, colegios de abogados y profesional del sector y relacionado. Pretende alcanzar 50 ciudades, 25 países y hasta 10.000 personas, con una ronda final en Nueva York el proximo 21 de abril de 2018.

    Y aunque todavía no hay organizador localizado en España, la iniciativa parece haber generado mucho interés así que con suerte es probable que alguna acabe cuajando y se pueda llegar a participar.

    Ahora bien, ¿qué es un Legal Hackathon? A decir verdad, ¿qué es un hackathon? Y sobretodo, ¿qué puede aportar, bueno y malo, al profesional del sector legal que decida participar, patrocinar u organizar uno?

    Vamos a verlo.

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    El primer Legal Hackathon a escala mundial: www.globallegalhackathon.com

    El concepto

    Un hackathon (también llamado Hack Fest, Hack Day o Codefest) no es más que un evento en el que programadores, o personas relacionadas con el ámbito del desarrollo de software, se unen a otros perfiles como diseñadores, jefes de proyecto o abogados (que es de donde surge la versión Legal) para colaborar durante un tiempo limitado (horas, días o semanas) en el desarrollo de un proyecto de software.

    El proyecto que se cree puede ser sobre un tema libre, para un tipo de software concreto, para una empresa en particular, sobre una temática especial o para un segmento de la población específico.

    Por tanto, en el caso de los hackathon comunes el objetivo puede ser colaborar con otras personas (normalmente son equipos de 4 a 6 integrantes) para desarrollar una iniciativa de software en el entorno de trabajo y herramientas de Yahoo, Foursquare o Salesforce (que son empresas que han hecho muchos hackathon). O para crear algo al margen de una empresa y simplemente el límite es un lenguaje de programación (Java) o un área de trabajo (el desarrollo de videojuegos).

    En el caso de un hackathon sobre una materia específica, por ejemplo los legales, sigue habiendo programadores pero los equipos también están formados por abogados u otros profesionales jurídicos y el objetivo es desarrollar un proyecto de software relacionado con el mundo legal (desde una herramienta para facilitar el control de horas, gestionar el turno de oficio, favorecer la conexión entre abogados y clientes o a un chatbot legal, por ejemplo).

    En cualquier caso, también hay legal hackathons que no implican a desarrolladores (el área del Legal Design es quien más está explorando este tipo de eventos) o incluso en el mundo de la Ciencia de Datos comienzan a ser comunes los llamados Datathon (mismo concepto pero trabajando con datasets y científicos de datos más que programadores).

    Al final del día el objetivo es que cada equipo haya desarrollado su proyecto en el tiempo disponible, se haga una presentación del mismo y se elija al ganador.

    El origen

    El término «Hackathon» (una mezcla de «hack» y «marathon» o un maratón de programación experimental, ya que aquí el término «hack» no se usa en el sentido de delito informático), al parecer fue usado por primera vez en 1999. Por un lado en un evento de los desarrolladores de OpenBSD y a su vez en otro de Sun, teniendo los dos lugar durante junio de 1999.

    Por otro lado, el primer Legal Hackathon parece que fue organizado por Jonathan Askin (uno de los grandes gurús de la innovación legal) en abril de 2012 cuando era director de la Incubadora Legal de la Facultad de Derecho de Brooklyn. Si bien fue un hackathon atípico ya que al parecer fue muy teórico, todavía sin programadores y solo con ejercicios prácticos en papel. El primero con el formato comentado parece que lo realizó la Facultad de Derecho de Harvard en febrero de 2013.

    Sea como sea, está claro que el fenómeno de los Legal Hackathon es muy reciente y en el mejor de los casos tiene como mucho unos 6 años. Lo que en cualquier caso ofrece una idea de lo mucho que ha evolucionado el tema y el sector, ya que en menos de una década pasamos de una jornada casi teórica a un evento mundial que puede llegar a implicar a 10 mil personas.

    Eventos locales

    En España tuvimos el primer Legal Hackathon en mayo de 2015, en Bilbao y concretamente en la facultad de Derecho de Deusto. El mismo fue organizado por Ignacio Rodríguez Tucho y Unai Camargo Ruiz y tuve la suerte de participar en uno de los equipos.

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    Vista aérea del primer Legal Hackathon en Bilbao, en mayo de 2015

    En ese mismo 2015 tuvo lugar el segundo Legal Hackathon, en este caso durante el mes de octubre y en Barcelona. Yo ese lo seguí desde la distancia pero sé de gente que participó en el mismo y salió de allí con el chip muy cambiado.

    Finalmente, este mes de junio de 2017 hubo la tercera edición en Madrid y en principio durante la primera mitad de 2018 debería haber una nueva edición en Málaga. Os dejo la web para más información.

    A su vez, ha habido otras iniciativas que también encajan perfectamente en el concepto de Legal Hackathon. Por un lado las dos iniciativas de JustiApps organizadas por el Instituto de Innovación Legal, una en 2015 y otra en 2017 (en ésta última estuve como jurado y el nivel fue muy alto, aquí un resumen del evento).

    Además, tuvimos recientemente un Datathon sobre el sector salud y el primer Hackathon sobre blockchain, organizado por Telefónica. Y en ambos casos hubo presencia de perfiles jurídicos (no abundante, pero la hubo).

    Por tanto no está mal la cantidad de movimiento que ha habido hasta ahora en España en materia de hackathons legales o que incluyan la presencia de perfiles jurídicos.

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    En el hackathon del Instituto de Innovación Legal; noviembre 2017

    Los pros

    Participar, organizar o patrocinar un legal hackathon tiene muchos efectos positivos, ya sea un evento a nivel interno de un despacho o empresa Legaltech o una iniciativa externa en el que se participa con gente que justo acabas de conocer en ese momento:

    – Obliga a ser creativo: uno tiene el tiempo y recursos limitados para un objetivo marcado que debe convertir en algo mínimamente viable. Por tanto eso obliga a pensar diferente y con enfoques más ágiles.

    Puede dar lugar a proyectos de éxito: un hackathon interno de Facebook fue el origen del botón «Like o Me Gusta», por no hablar de las compañías de éxito que han nacido en uno (GroupMe, que acabaría comprando Skype) o que posibilitaron la creación del equipo que luego crearía un producto de éxito (Nitobi , que acabaría comprando Adobe).

    Requiere trabajar en equipo con perfiles distintos: la famosa interdisciplinariedad que tanto se demanda de los abogados jóvenes (y no tan jóvenes), así como la idea de profesionales en T es algo que puede verse potenciado (o enseñado) en un hackathon.

    Permite realizar un proyecto eliminando toda la burocracia: aunque el proyecto se lleve a cabo solo en una versión preliminar, el contexto obliga a tomar decisiones rápidas y ejecutivas, obviando reuniones o el típico papeleo para iniciar un proyecto.

    Genera un ambiente de camaradería importante: lo que puede reforzar un equipo recientemente formado en una empresa/despacho o comprobar cómo potenciales candidatos encajan con perfiles con los que deberán trabajar.

    Enseña a trabajar bajo presión: tener que presentar algo en un tiempo concreto y con unos mínimos exigibles te obliga a centrarte en lo fundamental y trabajar con el reloj encima.

    En el caso de un organizador o patrocinador, denota interés por la experimentación y hacer cosas diferentes: por tanto puede ser a nivel público un gran elemento de diferenciación y una demostración de espíritu emprendedor. Más con la corriente tan importante de la Legaltech como materia de fondo.

    Te puede cambiar la vida: hay muchos ejemplos online (y casos particulares que podría contar) de personas que fueron a un hackathon (legal o no) y esas horas/días les inspiraron para reenfocar su carrera, comenzar nuevos estudios o darse cuenta de lo mucho que se estaban perdiendo en su día a día profesional.

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    El momento celebración del primer Legal Hackathon en España: de 9:30 a 22:30 de un sábado

    Los contras

    Obviamente no todo iba a ser maravilloso en un (legal) hackathon, así que ahí van algunos de los aspectos negativos:

    Si quien organiza quiere ser ambicioso en el tipo de evento a realizar y la cantidad de participantes, puede ser mucho trabajo el que deba realizarse y muchas las neuronas y horas invertidas por el camino.

    Hacerlo sin objetivo claro, sobretodo si se busca algo ambicioso, puede ser entendido por algunos como una pérdida de tiempo. Es decir, si uno por ejemplo no busca mejorar internamente el trabajo entre departamentos, impulsar la innovación a nivel de empresa, favorecer la obtención de talento o generar tejido empresarial, entre otras opciones, un hackathon en el fondo es un evento experimental para hacer cosas y crear comunidad. No mucho más. Eso para muchos es muy útil y necesario, pero para otros tantos es un sin sentido poco rentable.

    Si se hace a nivel de empresa y entre semana puede verse como tiempo perdido que luego debe recuperarse. Si se hace en fin de semana puede verse como un evento que te deja fundido (mentalmente, aunque también en el físico por la tensión que se acumula) y que luego debes arrastrar durante los días laborables de la semana siguiente. :p Por tanto en un caso y otro dar motivaciones interesantes es clave para favorecer la participación.

    – Si se participa con la idea de ganar, llevarse un premio, crear un proyecto de éxito o encontrar partners para un negocio, puede que el evento sea una decepción. Después de todo, lo raro es ganar, pocas veces el premio compensa la cantidad de trabajo de esos días y la conexión con el equipo puede ser fenomenal o un desastre. Por tanto es bueno ir con la idea de pasar un rato divertido, para hacer cosas nuevas que te obligarán a pensar de otra manera y en el que conocerás a gente interesante.

    Normalmente casi todos los proyectos nacidos en el hackathon mueren allí mismo, incluso los que ganan:  quizá los celebrados a nivel interno sí tienen más éxito en ese sentido, pero los organizados para que cualquiera se apunte normalmente acaban en una gran experiencia para los participantes, pero luego cada uno vuelve a su vida normal y la mentalidad creativa y sin barreras de esos días/horas se ve normalmente absorbida por la rutina, la distancia o la falta de interés.

    En los Legal Hackathon nunca es fácil encontrar suficientes desarrolladores que quieran participar: parece que el sector legal no resulta lo suficientemente atractivo para un desarrollador, por mucho que su vida esté envuelta y condicionada por miles de normas. Por tanto siempre faltan perfiles técnicos. Si queremos que siga habiendo legal hackathons no solo los abogados deben ser los primeros en querer apuntarse, también deben ser los primeros en hacer atractivo para el ciudadano normal (y en este caso el programador en particular) el mundo legal.

    En resumen: los legal hackathon molan, participar en muy divertido e intenso, se aprende mucho y organizarlos/patrocinarlos puede ser un gran movimiento a efectos de publicidad o captación de talento. Pero como todo tienen sus problemas y dificultades (algunas muy relacionadas con la propia profesión). Yo en todo caso los recomiendo mucho.

    Sea como sea, el primero a escala mundial se acerca y todavía no tenemos host local en España, aunque sí hay muchos profesionales con ganas de participar.

    Por tanto, ¿alguien que se se anime? 🙂 Aquí los detalles por si hay ganas.

    ¿Continuará?

  • Entrevista con los legaltechies de… Legal Innovation

    Entrevista con los legaltechies de… Legal Innovation

    Seguimos con una nueva entrega de «Entrevista con los legaltechies de…», espacio en el que queremos hablar con los creadores y autores de proyectos legaltech, ya sean nacionales o internacionales, para conocer a las personas y equipos que impulsan este tipo de proyectos.

    Al fin y al cabo, si bien la Legaltech es una rama muy pujante del Derecho, se encuentra todavía en una fase inicial que requiere soporte y visibilidad para todas las iniciativas que surjan en este ámbito.

    De ahí la intención de dar a conocer desde estas páginas proyectos, iniciativas y empresas Legaltech que resulten interesantes y de la mano de sus responsables.

    Dicho esto, nos acompaña hoy Legal Innovation, empresa sevillana cuyo objetivo es dotar al sector legal de soluciones tecnológicas para su transformación. Desde herramientas para la gestión del despacho a sistemas para calcular plazos y quizá su proyecto estrella, Legal Data, la única solución de analítica jurisprudencial ofrecida en el mercado español sin vínculo a una editorial jurídica.

    Nos acompaña hoy Carlos Ibáñez Sánchez, CEO de Legal Innovation, al que le agradecemos su participación. 🙂

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    ¡Vamos con la entrevista y hasta la siguiente!

    1.- ¿Quién es Carlos Ibáñez?

    Emprendedor de vocación, abogado de profesión, un optimista patológico enamorado de las nuevas tecnologías y su aplicación a los diferentes sectores que, por deformación profesional en mi caso es el jurídico. Desde pequeño me ha gustado buscar solución a los problemas a los que me enfrento y es algo con lo que vivo en mi día a día. Esta forma de entender la vida me lleva a dedicarme en cuerpo y alma a los proyectos a los que me enfrento, actualmente en Legal Innovation.

    Comencé estudiando Derecho y me especialicé en Derecho Público, concretamente en la rama de Ordenación del Territorio y Urbanismo. Tras finalizar mis estudios en Leuven (Bélgica), comencé mis prácticas de la carrera en uno de los despachos más grandes a nivel nacional, donde aprendí mucho sobre la profesión y pude también vislumbrar muchísimos problemas relacionados con la profesión, que únicamente tenían solución en grandes estructuras como la que me encontraba en ese momento.

    En esta etapa breve, de año y medio, descubrí que mi vocación no era el ejercicio de la Abogacía, por mucho que lo intentase, pero sí podía aportar otras cosas a la profesión. Ya en febrero de 2013 abandono voluntariamente la firma para emprender mi camino empresarial con un socio y varios técnicos, camino que por mi inexperiencia empresarial tuve que frenar en seco, volver a la abogacía pero desde un punto de vista mucho más gerencial y empresarial, hasta que a finales de 2016 me volqué 100% con el proyecto en el que estamos ahora.

    Esta etapa en la que tuve despacho propio junto con otro socio me sirvió también de mucho para la nueva etapa. Pasé de tener equipos de más de 50 técnicos trabajando para que tuvieses las mejores herramientas, a no tener nada. Aquí viví el “barro” de la profesión, a lo que se enfrentan el 90% de los profesionales del Derecho, lo que me motivó todavía más a seguir de nuevo con Legal Innovation.

    2.- ¿Qué es Legal Innovation?

    El objetivo principal de Legal Innovation es dotar al sector legal de las soluciones tecnológicas necesarias para lograr su transformación en cada momento.

    Nos dedicamos a explorar cualquier avance tecnológico y aterrizarlo al sector legal, dando así solución a los problemas del día a día de los profesionales del Derecho, ya sea desde una tarea a priori sencilla (aunque con muchas implicaciones) como el cómputo de un plazo, la gestión completa de un despacho profesional o nuevas líneas predictivas para ayudar en la toma de decisiones.

    Por tanto, nuestro objetivo es utilizar las tecnologías más novedosas en cada momento y darle una utilidad para solventar problemas de nuestros clientes, los propios profesionales del Derecho.

    3.- ¿Cuándo y qué motiva el nacimiento de Legal Innovation?

    Legal Innovation como la conocemos actualmente nace a finales de 2015. Mi socio Antonio Torres ya tenía un programa de gestión de despachos en el mercado, con unos 325 clientes, y en ese momento yo tenía Lexpire, calculadora de plazos judiciales y administrativos como app gratuita. Gracias a una publicación en prensa de Lexpire se puso en contacto conmigo y hubo mucha ilusión desde el principio y nos lanzamos con la idea. Al poco tiempo se unió nuestro tercer socio, Gabriel Osuna, para aportar la parte de dirección y grandes cuentas.

    El motivo de su nacimiento es la “democratización” de las herramientas jurídicas. Es decir, tras nuestra experiencia veíamos que un despacho pequeño o mediano para poder tener las mejores soluciones tecnológicas tenía que hacer una gran inversión. Esa inversión la asumimos nosotros, igual que la visión, de esta manera podemos aportar soluciones para cualquier profesional a un precio muy asequible.

    Intentamos aportar valor y sustituir al profesional en tareas automáticas e incluso en tareas donde la intervención del conocimiento del jurista es importante, como ocurre con Lexpire o como ocurrirá con Legal Data.

    4.- ¿Cuáles fueron las vías de financiación usadas para poner en marcha el proyecto?

    En la etapa más inicial, la única aportación fueron préstamos de los socios de la compañía, además de trabajo por supuesto. Hemos tenido la suerte que los equipos técnicos y demás profesionales que han trabajado en el proyecto apostaron desde el principio, sin importar el esfuerzo y la contraprestación a cambio y eso nos ha permitido crecer de manera rápida. En resumen, hubo confianza del núcleo duro del equipo y todo el mundo apostó fortísimo por Legal Innovation a la vista del plan de negocio que teníamos y de la enorme proyección y ambición que demostramos.

    En una segunda fase, a finales de 2016, tuvimos la entrada de un socio capitalista que, además de inyección económica aportó todo su saber y sus más de 25 años de experiencia con una empresa líder en el sector de la formación, lo que nos posicionó de manera muy importante frente a otros operadores. Ha sido un gran respaldo no solo a nivel económico sino al proyecto en sí, que alguien con esa trayectoria confíe en el proyecto de un grupo de “locos” fue una gran noticia para nosotros.

    Hasta la fecha no nos hemos financiado de otra forma ya que desde el principio contamos con clientes y hemos estado siempre cerca del punto de equilibrio, si bien es cierto que la inyección de capital nos ha permitido escalar todas las áreas de la empresa, afrontar nuevas líneas de investigación y desarrollo y potenciar las áreas comerciales.

    Actualmente estamos en negociaciones para la entrada en el capital de una empresa tecnológica muy potente de nuestra provincia pero con presencia internacional, que nos ayudará con su experiencia previa a escalar el proyecto y, si todo va bien, dar el salto internacional.

    5.- ¿Cuál es el modelo de negocio de Legal Innovation?

    Nuestro modelo de negocio es la venta de licencias anuales de cada uno de nuestros productos.

    Actualmente tenemos varias líneas de productos:

    – Legal3, programas de gestión de despachos: existen 3 versiones diferentes que van escalando en funcionalidades. El producto básico es muy completo y el Premium incluye todo lo que un abogado necesita en su día a día, desde tener integradas todas sus cuentas de correo, sistemas de gestión de plantillas que se alimentan de los datos de nuestra herramienta, control de expedientes, contactos, módulos de contabilidad y facturación, y un completo módulo de actuaciones que nos permite llevar al detalle el día a día de nuestros expedientes y generar informes con nuestra información empresarial para nuestros clientes.

    Es una herramienta que está teniendo mucha aceptación y que ha mejorado mes a mes gracias a los consejos de nuestros clientes.

    – Lexpire, calculadora de plazos judiciales: es una herramienta gratuita y muy útil disponible para cualquier plataforma móvil. Permite calcular cualquier tipo de plazo procesal o administrativo en unos segundos, con un historial y posibilidad de generar aviso en agenda si tienes también nuestro programa de gestión. Tiene más de 4.500 usuarios y ha tenido mucha repercusión.

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    Lexpire, el servicio para calcular plazos procesales y administrativos

    Legal Data, analítica predictiva: Es la joya de la corona. Hemos realizado un desarrollo muy complejo que nos ha permitido la extracción de datos de interés en sentencias que en un segundo nivel y tras un procesamiento previo le aplicamos diferentes lógicas, lo que nos permite extraer información de gran valor y mostrarla de forma útil para el usuario. Queremos tener una versión para usuario a final de año y hasta la fecha hemos estado trabajando con grandes empresas, despachos y sector público con nuestra tecnología.

    Es el futuro del ejercicio de la abogacía y, aunque todavía queda mucho recorrido, en nuestro caso estamos muy bien posicionados y abriendo líneas de investigación para profundizar en la parte de aprendiza máquina y lenguaje natural. Es un mundo apasionante.

    – Legal Gov, gestión de procesos para Administración Pública: es otra de nuestras nuevas líneas. Actualmente estamos a dos semanas de entregar nuestro producto a nuestro primer cliente, un servicio jurídico del Gobierno de Canarias. Consiste en una herramienta de gestión activa de flujos muy sencilla de utilizar y que permite a equipos de la Administración organizar el flujo de trabajo de manera productiva. Con sistemas de alertas y acciones se pretende optimizar los recursos de la Administración, dar mejor servicio también al administrado, gestionar grandes volúmenes de trabajo y, una cosa muy importante, aprovechar el conocimiento generado para reutilizarlo. Para esta última parte hemos utilizado nuestro conocimiento adquirido con Legal Data, que nos permite reutilizar de manera eficiente todo el conocimiento acumulado por esa Administración.

    – Nuevas líneas: aunque todavía no se pueden anticipar, estamos trabajando en líneas más disruptivas que esperemos vean la luz próximamente. Hacemos un gran esfuerzo todo el equipo para intentar buscar nuevas tendencias y darle aplicación a nuestro sector.

    6.- A diferencia de la mayoría de empresas legaltech, especializadas en un producto o servicio, ofrecéis diferentes opciones tecnológicas para el abogado: herramientas para la gestión de despachos, sistemas para el cálculo de plazos o incluso software para analítica jurisprudencial, ¿a qué se debe ese enfoque tan diverso?

    Como decía antes, se debe a que nuestra empresa nace con una visión de aterrizar al sector cualquier tecnología que entendamos se puede adaptar para mejorar la vida de los profesionales jurídicos.

    Con esta visión pretendemos en los próximos años liderar la innovación en el sector tecnológico-legal en España y, esperemos, en otras partes fuera de nuestras fronteras.

    No nos agotamos en resolver tareas que a día de hoy ya tienen solución, sino que nos mantenemos en todo momento activos y con gran ambición detectando tendencias y buscando el problema al que aplicarlo.

    Hemos venido para quedarnos (al menos es nuestra intención) y desde un principio sabemos que para luchar en un sector con tanta competencia, donde existen 4 grandes operadores con niveles de facturación gigantescos, la única forma de luchar contra lo establecido es a través de la innovación, de ahí nuestro nombre.

    7.- En cuanto a vuestra herramienta sobre gestión de despachos, ¿ve el abogado medio su utilidad o entiende todavía que con hojas de cálculo y post-its le basta?

    Sinceramente, aquí nos encontramos con una dualidad muy clara por rangos de edad. La gente de nuestra generación (yo tengo ahora 29 años) tiene claro que sin una herramienta de gestión su eficiencia se verá mermada, y no entienden el ejercicio de la profesión sino como la de una empresa normal y, por tanto, necesitan las herramientas que le permitan gestionar su empresa. El problema es que aquellos abogados que empiezan en la profesión no suelen tener un volumen suficiente como para realizar un desembolso en herramientas, y lo entendemos. De hecho apoyamos mucho a los profesionales que empiezan con promociones y ayudas de todo tipo.

    Por otro lado, nos encontramos con profesionales con una larga trayectoria y grandes volúmenes de trabajo que, en muchas ocasiones te indican que no tienen tiempo para utilizar herramientas. Son conscientes de que lo necesitan pero no ven el ahorro de tiempo que les genera este tipo de soluciones, aunque con el tiempo terminan llamando y probando.

    Es cierto que cada vez son más conscientes y en ello ha tenido mucho que ver la llegada de Lexnet. Todo el mundo se ha visto obligado a comunicarse a través de medios telemáticos con las sedes judiciales y muchos han visto el momento perfecto para dar el salto.

    Sin embargo, seguimos estando lejos y todavía mucha gente se maneja con soluciones gratuitas o “caseras” que en muchas ocasiones entrañas peligros como cumplimiento de LOPD.

    8.- En relación a “Legal Data”, vuestro producto para analizar jurisprudencia y extraer de la misma tendencias e información útil en principio oculta, ¿cómo nace y qué retos supone el desarrollo de legaltech de ese tipo en España?

    Nace de una idea loca en la oficina, analizando el futuro de la profesión y hacia donde va, además de detectar en nuestros clientes que el sistema de Bases de Datos tradicionales estaba ya agotado. Estuvimos diseñando la solución y algo que parecía imposible poco a poco se fue haciendo posible y nos pusimos manos a la obra.

    El reto ha sido brutal, debido a la falta de medios y a la complejidad del sistema jurídico español, pero también ha sido muy divertido. Queda mucho recorrido por andar pero el Derecho Continental en Castellano es un nicho enorme por explorar y esperamos que Legal Innovation esté ahí como una empresa de referencia.

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    Legal Data, la herramienta de analítica jurisprudencial de «Legal Innovation»

    9.- Qué importancia tiene en el caso de una herramienta como “Legal Data” el acceso a datos, y sobretodo datos de calidad. O lo que es lo mismo, sentencias que puedan analizarse.

    Tiene una importancia vital. Una vez tuvimos ocasión de charlar los dos sobre este tema y la verdad que el acceso a datos públicos como las sentencias en España es, por decirlo de alguna forma, deficiente. Sin embargo, tras bastante tiempo buscando una solución ya dimos con ella y esperamos poder salir a final de año.

    Ha sido el motivo del retraso en la herramienta para usuario final, pero al fin hemos encontrado una solución.

    Sinceramente, algo tan importante como el acceso a la Justicia debería tener reflejo también a niveles de “Open Data” para que cualquier empresa pudiese explotarlo libremente. Está demostrado que la apertura de datos como ha ocurrido en otros sectores sólo tiene ventajas, permite a numerosas empresas desarrollar herramientas que aporten valor añadido y, en todo caso, genera puestos de trabajo y ayuda a la transparencia y al conocimiento.

    Solo tienes que comparar la situación de cualquier operador en España con otra empresa como Ravel Law en Estados Unidos, el enorme apoyo que encontró a nivel de datos en la Universidad de Harvard y los numerosos equipos que han participado en el proyecto. Pero bueno, uno tiene que luchar con las reglas y armas que tiene.

    Tras el anuncio de la apertura de datos a partir de enero de 2019 supongo que existirán muchas más empresas interesadas en abordar este tipo de desarrollos y sin duda mejorará nuestro sistema judicial, a la fecha anticuado y totalmente desbordado. Solo hay que ver lo ocurrido con Lexnet y la cifra que se va a emplear para “solucionar el problema”.

    10.- ¿Qué opinión te merece el estado de la legaltech española?

    Puedo decirte como operador en el sector desde antes del inicio del boom que es prometedor. Está creciendo a ritmos agigantados, aunque también hay que ser realistas y mirar con lupa todas las propuestas. Todavía no existen gran cantidad de empresas que aporten un valor tecnológico disruptivo real, están llegando (algunas de nuestras líneas de negocio también) muchas empresas con tecnologías ya asentadas para solucionar problemas que hasta la fecha seguían sin solución. Es lógico en un sector que se encuentra en una situación tan atrasada en cuanto a tecnología se refiere.

    Sin embargo, también hemos vivido algo de burbuja en cuanto a iniciativas de emprendimiento y aceleración en el sector, incluso ya este año hay un nuevo vertical de legal tech en South Summit patrocinado por Garrigues. Sin duda el leglatech es una realidad en constante crecimiento pero creo que viviremos en los próximos dos años (al menos en España) un periodo de estabilización, donde permanecerán las empresas más innovadoras (espero que nosotros estemos en ese grupo).

    Conozco todos los proyectos que hay ahora mismo vivos en España (gracias también a tu magnífico mapeo del legaltech en España que recomiendo a todo el mundo) y a nivel Internacional, y es sorprendente como se mueve en lugares como Australia o China, por ejemplo.

    11.- En 5-10 años vista, ¿qué impacto crees que puede tener la tecnología legal en la prestación y comercialización de servicios legales? 

    Creo que va a cambiar la profesión completamente. Los profesionales del sector legal cada vez tienen más habilidades comerciales y sociales que técnicas, por ejemplo. La tecnología nos permitiría procesar gran cantidad de información y conocimiento para obtener píldoras de contenido muy concretas para cada caso al que nos enfrentemos. Creo que, por desgracia, el conocimiento adquirido con el estudio y la experiencia irá perdiendo valor a favor a otras habilidades, como por ejemplo el conocimiento de lenguajes de programación.

    Con la llegada del Big Data y la Inteligencia Artificial al sector legal cambiarán las plantillas incluso de los despachos. Cambiarán los perfiles solicitados y no será extraño encontrarnos con departamentos de analistas jurídicos en los grandes despachos, de cara a enfocar la estrategia de un gran pleito.

    También creo que la extrema formación en diferentes disciplinas muy variadas que va a requerir la profesión hará que, poco a poco, los despachos unipersonales tiendan a desaparecer, aglutinándose los profesionales en grandes despachos o en boutiques muy especializadas.

    Pero claro, es solo una visión y el tiempo casi seguro me quitará la razón. No creo que tengamos que esperar 5 o 10 años, en 3 años habremos vivido un cambio de paradigma absoluto, de eso no tengo dudas.

    La llegada de la tecnología es comparable a la codificación francesa y existirá dos opciones, reciclarse y subirse a la ola de cambio o abandonar la profesión.